La religión maya tiene sus orígenes en el período Preclásico y ya dentro del período Clásico estaba firmemente conformada.
La religión maya se caracterizaba por ser misteriosa y esotérica, en donde los hombres dependía de los dioses. Estos dioses debían ser contentados o aplacados a través de oraciones, sacrificios (incluso humanos) y otros rituales.
El dualismo, la lucha entre el bien y el mal, estaba muy presente ya que se creía que influía sobre el destino del hombre.
El panteón maya se componía de una gran cantidad de dioses siendo los más importantes:
Itzamná: señor del día y de la noche. Dios del cielo
Chac: Dios de la lluvia. Era la deidad más querida por los mayas
Dios del maíz y de la agricultura
Al Puch: dios de la muerte
Ixchel: diosa de la maternidad, el tejido y la maternidad. Era esposa de Itzamná.
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