Tortura de Cuauhtémoc, pintura oscurantista del siglo XIX.
A Cortés no le interesaba en ese momento la muerte de Cuauhtémoc. Prefirió utilizar ante los mexicas su reconocimiento como tlatoani, aunque en realidad ya era súbdito del emperador Carlos V y del propio Cortés. Así lo hizo con éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc a quién le restituyó el status de noble mexica, respetado y bien tratado pero cautivo, para usar su prestigio y autoridad a fin de gobernar a los vencidos, asegurando la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y restauración de la ciudad. Lo primero que ordenó fue restablecer el suministro de agua potable a la ciudad. La reconstrucción de Tenochtitlan se realizó al estilo renacentista europeo para convertirla más tarde con el nombre deMéxico, en la capital de la Nueva España, que fue el primer virreinato de las Indias.
La codicia por el oro no se hizo esperar y no conforme con trescientos ochenta mil pesos oro ya fundido en barras de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, o ciento treinta mil castellanos según la crónica de López de Gómara; el tesorero Julián de Alderete exigió el tormento de Cuauhtémoc, para que éste confesase donde se escondía el resto del tesoro de Moctezuma Xocoyotzin. Fue entonces cuando a Tetlepanquetzaltzin yCuauhtémoc les untaron los pies de aceite acercándoselos al fuego. Aquél se quejó con Cuauhtémoc del martirio y éste le respondió:«¿Acaso estoy yo en algún deleite o baño?». Años más tarde en España, recayó en Hernán Cortés la culpabilidad de permitir el martirio.
Se hizo entonces el recuento de los tesoros y se separó el quinto real, el cual incluía oro, perlas, plata, tarros, platos, ídolos de oro así como figuras de peces y pájaros, ropas lujosas de sacerdotes, plumas exóticas, animales vivos como aves, jaguares, y esclavos. Alonso de Ávila y Antonio de Quiñónez fueron los que llevaron este cargamento en tres carabelas, pero fueron asaltados por corsarios franceses comandados por Jean Fleury cerca de las islas Azores. Todo el quinto del rey fue robado y los españoles fueron hechos prisioneros. Ávila fue puesto en libertad dos años más tarde.
Entre los conquistadores se realizó la repartición de oro. Descontando el pago a la corona, el porcentaje de Cortés, los gastos de expedición y los altos pagos de algunos capitanes, la suma a repartir entre la tropa sólo alcanzó los setenta pesos. La cantidad era ridícula, pues en ese tiempo una espada tenía un costo de cincuenta pesos. Para conseguir nuevos tesoros y subir el ánimo de los hombres, Cortés organizó de inmediato nuevas expediciones. De esta forma evitó una rebelión.
El caudillo español solicitó el envío de frailes o sacerdotes evangelizadores. Mientras tanto se estableció en Coyoacán a donde llegó su mujer, Catalina Juárez «la Marcaida», quien falleció al poco tiempo. Cuando en 1522 se recibió en la Nueva España la autorización correspondiente por parte del rey, Hernán Cortés comenzó la asignación de tierras a los soldados y capitanes participantes de las campañas, usando el régimen deencomiendas.
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