El filósofo francés Augusto Comte, creador del positivismo, filosofía en la cual Porfirio Díaz cimentó su gobierno.
Dentro del marco porfiriano, este período de la Historia de México, estuvo marcado por la influencia del positivismo, teoría política francesa creada por Augusto Comte. A partir de entonces, el orden establecido por Díaz durante la última mitad del siglo XIX en México se basaría el orden y la llamada "paz porfiriana". Ellos serían: el orden, la paz y el progreso. El cumplimiento de ellos, según Justo Sierra, ministro porfiriano, llevó a México a la cúspide del progreso.
El principal objetivo de Díaz en su primer mandato fue ganarse la confianza de los Estados Unidos de América, que pasaba por un serio problema político. Así, Díaz debió realizar una serie de maniobras políticas para ganar el reconocimiento estadounidense. La negativa del embajador John W. Foster a negociar con México dificultó la situación aún más. A través del Ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal y del Ministro de Hacienda, Matías Romero, Díaz logró el pago de la deuda externa a Estados Unidos, por medio de breves cantidades abonadas en un plazo de quince años. En su mensaje a la Nación del 1 de abril de 1893 se dio por finalizado el pago de la deuda mexicana.
Otro asunto prioritario para Díaz fue la pacificación del país. Desde finales de la Guerra de Independencia de México, varias bandas de ladrones se colocaban en las orillas de caminos, con el fin de asaltar los vagones cargados de bienes que eran llevados a la capital y a otras ciudades importantes del país, como Puebla o Veracruz. El comercio, que no tuvo un gran crecimiento durante la primera mitad del siglo XIX en México y que además fue sacudido por las crisis económicas que las guerras propiciaron, se vio aún más amenazado por las gavillas de bandoleros que atacaban las vías de comunicación. Otro punto que acentuaba la inseguridad del país era que existían grupos armados asentados únicamente en un lugar del país y cuyo propósito era controlar por medio de caciques al país entero.
Díaz acordó con el Congreso facultades extraordinarias para poner remedio a la situación. Ordenó el desplazamiento de los ejércitos más consolidados, como una medida tomada para evitar la proliferación de cacicazgos. Otro problema serio en el panorama político eran las ambiciones y alianzas de los gobernadores y jefes militares. A fin de evadir este problema, Díaz nombró personalmente a varios militares de su confianza como gobernadores y jefes militares.
John Watson Foster, ministro plenipotenciario de Estados Unidos en México durante el primer mandato de Díaz. Miembro de la misma logia masónica que Lerdo, su principal objetivo fue evitar a toda costa que el gobierno norteamericano reconociera al gobierno de Díaz.
En 1878, el gobierno había logrado casi por completo la pacificación del país, por lo que el presidente comisionó a José Yves Limantour, economista de la Secretaría de Hacienda, a viajar a los Estados Unidos comandando una campaña de promoción mexicana. Este programa de difusión de la cultura mexicana logró que el presidente Hayes enviara una comitiva de empresarios estadounidenses a México. Sin embargo, el embajador Foster escribió al Departamento de Estado, alertando sobre los peligros de México, pero a pesar de sus esfuerzos por impedir el viaje, los empresarios llegaron a México el 2 de marzo, y tras una serie de viajes por todo el país, Hayes concedió a México el reconocimiento oficial la tarde del 9 de abril de 1878.
Hacia principios de 1879, comenzaron a surgir rumores acerca de quién sería el candidato oficial a la presidencia de la República, pues en el año de 1880 se celebrarían elecciones. Se mencionaban los nombres del Ministro de Guerra y Marina, Manuel González, y del asesor personal del presidente, Justo Benítez. La prensa difundió el nombre de Protasio Tagle, Ministro de Gobernación, como tercer candidato. Como era natural en las sucesiones presidenciales del siglo XIX, comenzaron las revueltas que apoyaban a un candidato en específico. Estas rebeliones fueron encabezadas por Trinidad García de la Cadena, en Zacatecas; Domingo Nava, en Sinaloa; Ramírez Terán en Mazatlán y los motines de indígenas mixtecos en los valles de Tamazunchale.
Una de las rebeliones más sonadas y que más repercutieron en la opinión pública del país, fue el incidente político que sucedió en Veracruz, a fines de junio de 1879. Un grupo de lerdistas armados había llegado del extranjero tras más de tres años preparando su revuelta. A bordo del buque "Libertad", quinientos soldados desembarcaron en el puerto la madrugada del 14 de junio y comenzó el ataque a la ciudad. Sin embargo, el gobernador del estado, Luis Mier y Terán, comisionó a una brigada que pudo detener rápidamente el levantamiento y aprehender a los sublevados. Mier y Terán comunicó la situación a Díaz, en su deber de gobernador y puesto que Porfirio, hijo mayor del presidente y ahijado del gobernador, se encontraba en Veracruz. Díaz envió un mensaje cifrado que al ser leído reveló la orden del Presidente: "Mátalos en caliente y después averiguas". De inmediato Mier y Terán cumplió la orden presidencial, que causó malestar entre la población y un pequeño levantamiento militar que también fue sofocado. Años más tarde, durante el transcurso de la Revolución mexicana, este asunto fue uno de los principales motivos de la caída del Porfiriato.
Finalmente, Manuel "El Manco" González fue nombrado candidato presidencial por el Partido Liberal. Tras una campaña electoral sin contratiempos, con el apoyo de los círculos políticos y económicos nacionales y con el beneplácito de las potencias extranjeras, como Estados Unidos, Reino Unido y España, Manuel González fue electo presidente, y como tal, empezó a ejercer su cargo de Presidente Constitucional, el 1 de diciembre de 1880.
A fines de 1879, la esposa de Porfirio Díaz, Delfina, se embarazó por sexta ocasión. Tras un embarazo relativamente estable, el parto, estaba programado para la madrugada del 5 de abril de 1880. Sin embargo, la madrugada del 2 de abril, el parto tuvo que adelantarse, y con ello nació Victoria, la última hija del matrimonio, llamada así en honor a la batalla librada en Puebla trece años atrás y que Díaz había ganado. Pese a ello, tanto la madre como la hija comenzaron a sufrir de enfermedades posteriores al parto, por lo que Victoria, la hija, murió 48 horas después de nacer. Delfina enfermó gravemente de pulmonía y los médicos no le dieron esperanzas, así que decidió casarse por la Iglesia.Porfirio Díaz solicitó al arzobispo de México Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos que celebrara el Matrimonio católico. El arzobispo pidió a Díaz su abjuración, de haber proclamado públicamente la Constitución liberal. Díaz redactó su retracción, que fue leída por el arzobispo. Poco tiempo después, uno de los enviados de Labastida ofició el matrimonio la noche del 7 de abril, y Delfina murió en la mañana del 8 de abril.
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