domingo, 26 de marzo de 2017

Revolución Maderista

Principales enfrentamientos durante la revolución maderista.

El 14 de noviembre, , acompañado de cerca de setenta hombres, se adelantó en la lucha armada debido a que había sido descubierto y se había ordenado su aprehensión, por lo que se rebeló contra el gobierno federal en la localidad de Cuchillo Parado, en el estado de Chihuahua, uniéndose posteriormente a otro grupo rebelde maderista.

El 20 de noviembre, fecha señalada para comenzar la Revolución Mexicana, tuvieron lugar 13 levantamientos: el primer levantamiento fue en el municipio de Gómez PalacioDurango siendo esta la cuna de la revolución, el domingo 20 de noviembre de 1910 un grupo de rebeldes comandados por Jesús Agustín Castro asaltaron el banco de la ciudad y liberaron a los presos de la cárcel municipal invitándolos a formar parte de su causa, ocho en Chihuahua, una en San Luis Potosí y tres en Veracruz, todos principalmente en zonas rurales. Dentro de dichos movimientos destacaron los de Pascual Orozco y Francisco Villa en Chihuahua; José María Maytorena y Eulalio y Luis Gutiérrez en Coahuila; Cesáreo Castro en Cuatro Ciénegas, Coahuila; José de la Luz Blanco en Cuchillo ParadoChihuahua; los hermanos Figueroa en Guerrero; y Emiliano Zapata en Morelos.

El primer encuentro entre revolucionarios y tropas federales tuvo lugar el 21 de noviembre en Ciudad Guerrero, Chihuahua, donde las huestes de Pascual Orozco, seguidor de Abraham González, se enfrentaron contra el tercer regimiento caballería, al mando del capitán Salvador Ormachea. Orozco finalmente se apoderó de la ciudad el 30 de noviembre y partió hacia Pedernales, donde derrotó a las tropas federales. Para finales de ese mes, la lucha se había extendido a siete estados de la república.

El 15 de diciembre de 1910, Francisco Villa fue desalojado de San Andrés por tropas federales al mando del teniente coronel Agustín Martínez. Posteriormente enfrentó al general Navarro y decidió retirarse a Parral.

Díaz tomó el control el ejército federal desde la capital y ordenó al general Navarro retomar Ciudad Guerrero con ayuda del 20° batallón de infantería. Los revolucionarios y federales se enfrentaron en el cañón Mal Paso, donde los seguidores maderistas tuvieron que retirarse después de seis horas de combate. Un par de días después, tras cuatro horas y media de lucha, lograron vencer los revolucionarios. Díaz ordenó que se reforzaran las tropas de Navarro, quien entró a Ciudad Guerrero el 6 de enero sin combatir, pues la ciudad había sido abandonada.

En ZacatecasLuis Moya se levantó en armas, venciendo posteriormente a las tropas federales en Aguaje, Durango. Poco después tomó la plaza de San Juan de Guadalupe, en ese mismo estado. Salvador Alvarado y Juan G. Cabral tomaron las armas en el estado de Sonora, ocupando los poblados de CuquiarachiFrontera y BacoachiSeveriano Talamantes, por su parte, hizo lo mismo en Sahuaripa, mientras que Praxedis Guerrero se sublevó en Janos, en el estado de Chihuahua, pero fue muerto por las tropas federales.

Antecedentes de la Revolución mexicana

Fotografía del entonces coronel Porfirio Díaz, realizada en 1861. Para esta edad, Díaz era diputado federal y ya había participado en dos guerras, a saber: Revolución de Ayutla y Guerra de Reforma.

El periodista John Kenneth Turner ca. 1920, este periodista vaticinó la ocurrencia de la Revolución mexicana en su libro México bárbaro.

Porfirio Díaz, un mestizo oaxaqueño que se destacó en los ejércitos liberales combatiendo contra grupos conservadores y que participó en la Intervención Francesa, había asumido la presidencia desde 1876 tras el triunfo de la rebelión de Tuxtepec, y para el final de su séptimo mandato, en 1910, había mantenido una dictadura de 34 años.Durante los últimos años de su gobierno Díaz gozó de poca credibilidad y sus opositores se iban incrementando debido a que se padecieron diversas crisis simultáneas en todos los ámbitos: social, político, económico y cultural.

Revolución mexicana

Conflicto interno de México entre 1910 y 1920

La Revolución mexicana fue un conflicto armado que se inició en México el 20 de noviembre de 1910. Hoy suele ser referido como el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.

Los antecedentes del conflicto se remontan a la situación de México bajo el Porfiriato. Desde 1876 ejerció el poder en el país de manera dictatorial. La situación se prolongó por 31 años, durante los cuales México experimentó un notable crecimiento económico y estabilidad política. Estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad y la oposición política al régimen de Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento de algunos sectores con el Porfiriato.

Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a agitarse. La oposición al Gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada por Díaz. En ese contexto, Francisco I. Madero realizó diversas giras en el país con miras a formar un partido político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.

Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde San Antonio (Texas) proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las armas contra el Gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto armado tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio nacional. Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.

En 1911 se realizaron nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero. Desde el comienzo de su mandato tuvo diferencias con otros líderes revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual Orozco contra el Gobierno maderista. En 1913 un movimiento contrarrevolucionario, encabezado por Félix DíazBernardo Reyes y Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la reacción de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Pancho Villa. Tras poco más de un año de lucha, y después de la ocupación estadounidense de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.

A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de una nueva constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha entre facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.

Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana, algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la Huerta o en 1924 con la de Plutarco Elías Calles. Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se extendió hasta los años 1940.

viernes, 17 de marzo de 2017

Celebración del Centenario

La celebración del Centenario de la Independencia Mexicana fue el último gran acto de Porfirio Díaz. El mes de festejos empezó el primero de septiembre con la inauguración de La Castañeda, un asilo para enfermos mentales, dos días después se empezó con la construcción de la cárcel de San Jerónimo Atlixco y el día cinco se inauguró la estación sismográfica de Tacubaya. La ciudad estaba magníficamente iluminada. Recepciones, bailes, monumentos, música, banquetes, dedicatorias, desfiles militares, una gran procesión alegórica de la vida de la vida de México desde los días de Moctezuma hasta el emperador Iturbide. Por doquier había arcos florales, banderas, calandrias; cada ventana adornada con colores brocados, ricas colgaduras. Además de esto, dentro de los preparativos estuvo el desalojo de vagabundos y enfermos de las calles de la ciudad.

La exigencia para la festividad era tal que los guardias regresaban a las personas que no estuvieran bien presentadas. Un ejemplo de esto fue que se mandaron traer a las mujeres más atractivas del país, además de hombres de negocios extranjeros. Hicieron sus apariciones grandes y poderosas delegaciones de todo el mundo. Estados Unidos, Brasil, Argentina, Persia, España, Francia entre otros, asistieron e incluso dieron regalos al gobierno mexicano, que no escatimo en gastos de hospedaje, transporte y alimentación para sus visitantes. Entre los gastos para la celebración estuvieron un salón de baile, una orquesta de ciento cincuenta músicos, treinta mil estrellas eléctricas, veinte furgonetas de champaña y quinientos lacayos que sirvieron grandes cantidades de vino. Todos estos gastos parecían insultantes ante la realidad que se vivía por la desigualdad social, y no sólo por esto. La celebración del centenario mostró una faceta solitaria de Díaz quien no estuvo acompañado de sus más fervientes amigos y gente de trabajo como Limantour o Reyes. Ocho meses después se estaría yendo a Francia por motivo de su destierro.

Pulquerías

Se vivía una situación de inseguridad en la nación, uno de los motivos era el abuso de las bebidas alcohólicas, entre las principales estaba el pulque. La producción del pulque se hacía en doscientos setenta y ocho haciendas ubicadas en TlaxcalaHidalgo y Estado de México. Después, esta bebida que era “más querida que la vida y la patria” quedó bajo un monopolio en manos de un dueño de plantaciones: Miguel Macedo Enciso.Otro personaje que tuvo control del pulque en la época fue Ignacio Torres Adalid. El consumo de esta bebida aumentó año tras año. De los trescientos mil habitantes de la Ciudad de México, doscientos mil bebían pulque. Las pulquerías eran de gran popularidad para la población de clase baja, siendo un centro de entretenimiento en ese tiempo. Otra bebida que también se consumía en proporciones parecidas era el mezcal.

Jockey Club

Por influencia europea se fundó el Jockey Club en 1881. Se ubicó en donde se encuentra la Casa de los Azulejos en el centro de la Ciudad de México. Los deportes ecuestres eran una excusa para la tertulia diaria en este club. La primera temporada de los deportes ecuestres empezó en abril de 1882. El gobierno concedió un subsidio para los premios de este certamen. Bajo el calor de las copas se tocaban temas de escándalo como la moda, la economía, los chismes y la política. Sólo un cierto sector de la sociedad se reunía ahí para pasar el tiempo. Entre los directores del Jockey Club se encontraban: Manuel Romero RubioJosé Yves Limantour; gente allegada a Díaz. Dentro del Jockey Club había salones específicos para fumar, comedores, sala de armas, de boliche, billar póquer y bacará.

Casas de juego

En 1877 el gobierno reglamentó la existencia de las casas de juego. En los primeros siete meses se expidieron noventa y nueve permisos para diferentes establecimientos en la Ciudad de México y todo bajo la supervisión del licenciado Pablo Macedo. A las principales casa de juego acudían los mismos funcionarios de gobierno, además de los militares. Los burócratas y hacendados también se hacían presentes en estos lugares. Las principales casas de juego eran en:

• El Hotel Iturbide, administrado por Joaquín Alcázar. • El Hotel Nacional, administrado por Francisco Valdés. • La calle Real de Tacubaya, manejado por Luis G. Luna • La segunda calle del Refugio, manejado por José de la Luz Herrera. • El Hotel del Progreso, administrado por José Almazán. • La calle del Coliseo, manejado por José María Arce.

En Tacubaya, en específico la plaza de Cartagena, había gran cantidad de gente jugando el cubiletedadosbaraja y diferentes juegos de azar. Hubo tal desorden en los juegos de azar que se canceló la reglamentación que se había dado un año antes. A pesar de la prohibición del gobierno, las apuestas y juegos de azar tenían tanta influencia social que la organización de partidas continuó en la Ciudad de México y en Tlalnepantla, Estado de México. Durante su gobierno el General Manuel González Flores tomó medidas en contra de los apostadores, pues no sólo se prohibieron las loterías sino que también las rifas mayores a cinco pesos debían de tener previa autorización del ministerio.

Aspectos generales

En México los globos aerostáticos se llamaban globos de Cantolla por el pionero Joaquín de la Cantolla y Rico, quien los puso de moda desde los 1860s

Grabado del siglo XIX del Gran Teatro Nacional de México. Su destrucción en 1900 sólo fue tolerada por la promesa de construir el actual Palacio de Bellas Artes

Dentro de estas maneras de buscar un contento, la gente trataba de encontrarlo de muchas formas. Desde célebres payasos, hasta circos como el Jordán, el Magnolia o el Orrín. Otra manera de entretenimiento bastante frecuente era ir a ver la lucha entre animales entre: osos, toros, leones, elefantes y gallos, por mencionar ejemplos.

Los globos aerostáticos eran novedosos y frecuentados; estos fueron de entretenimiento para la clase media. En las calles se tocaba música por organilleros, había tal multitud de músicos, que se le pidió a la autoridad tomar cartas en el asunto por la cantidad de ruido que había. Las clases altas iban a la ópera, a la opereta y al teatro. El Gran Teatro Nacional atrajo al público hasta su demolición, en 1900 y si no hubo motines por eso fue por la promesa de hacer lo que hoy conocemos como el Palacio de Bellas Artes, que la revolución dejó inconcluso.

Las excursiones estaban de moda. Muchas veces se llevaban a cabo por ferrocarril. Hasta antes de su concurrida inauguración en 1900 ir a ver el avance de la costrucción del Gran canal de desagüe de la Ciudad de México fue un paseo muy frecuentado por la gente de clase alta. Popo-Park era a principios del siglo XX un lugar de gran moda para elegantes excursiones. La belleza de sus alrededores, la inigualable vista del Popocatépetl, el clima, la cercanía con la ciudad de México eran sólo unas ventajas. También lo era que ahí se practicara uno de los deportes de moda, el futbol, apadrinado por el inglés Thomas Phillips, quien incluso prestó parte de los terrenos de su casa para que los integrantes del British Club hicieran ahí sus entrenamientos. En [[1906] ] el Popo-Park fue aún más visitado porque ahí celebraron sus bodas de plata don Porfirio y su esposa, doña Carmelita Romero Rubio de Díaz. En la ciudad de México y otras del país estaban de moda las caminatas, por ejemplo por San Ángel, las kermeses, los combates de flores, los bailes de fantasía, y nuevos deportes como la natación, el ciclismo, el polo, el patinaje sobre ruedas, y el golf.

El Popocatépetl, que dio su nombre a Popo-Park. visto desde la vecina Amecameca

El British Club en 1903

Las audiciones dominicales en la Alameda de la Ciudad de México y en todos los parques importantes del país eran actividades recurrentes de la clase media. En épocas posteriores el compositor Salvador Flores Rivera inmortalizó la costumbre con su canción Vámonos al parque, Céfira. En la Alameda tocaba la banda del batallón e interpretaban oberturas y áreas de ópera, valses y marchas de compositores extranjeros y mexicanos, como Carmen de Juventino Rosas y la Marcha Porfirio Díaz de Genaro Codina, autor de la Marcha Zacatecas. Por todo el territorio proliferaron las tertulias literarias y las reuniones en torno a una tasa de café. Hacer versos, tocar piano o pianola y cantar eran diversiones cotidianas. El béisbol y el basquetbol empezaban a ser apreciado, además del patinaje, los paseos con el velocípedo y el remo. Hubo además inicios cinematográficos, entre estos estaba “El viaje del presidente Porfirio Díaz a Mérida”.

Para las clases altas y media, las corridas de toros eran vitales. El mexicano de ese tiempo no podía faltar a ellas. Porfirio Díaz impidió que el diputado José López Portillo y Rojas las suprimiera. Toreros españoles eran bien recibidos en México, tal fue el caso de Luis Mazzantini. En el teatro estaban de moda las tandas del Principal, a las que asisten las clases altas y en las que se llena al público no sólo con la música jacarandosa, sino con el sainete alegre y divertido.

Actitudes de diversión

En el Porfiriato la gente quería entretenerse. Buscaba diversión. Dos descripciones representativas de esa actitud son la de José Valadés y la de Porfirio Díaz:

“Aunque temerosa y fatigada por las guerras civiles y dispuesta a permitir, desde los comienzos del régimen porfirista que el Estado se apropie los derechos del individuo, la sociedad sólo quería conservar sus ocios y sus placeres. En el hogar dominaba lo placentero y en la calle lo ocioso. La sociedad en México estaba repleta de superficialidades, ha vivido sin preocupación del pecado. El país da la impresión que ha abandonado sus tradiciones; y el dominio de la fantasía se extiende. La literatura de Alejandro Dumas se extiende y su obra de “El Conde de Montecristo” entra a los hogares con gran fuerza. Consecuencia de la amoralidad social debían ser el aumento de la vagancia, la propagación de los suicidios, el lujo de los duelos, el regreso a las casa de juego, los proyectos de ley de divorcio, la aplicación de la ley de Lynch y el liberalismo insidioso y deshonesto." 

Los mexicanos, según la descripción de Porfirio Díaz: “…están contentos con comer desordenadamente antojitos , levantarse tarde, ser empleados públicos con padrinos de influencia, asistir a su trabajo sin puntualidad, enfermarse con frecuencia y obtener licencias con goce de sueldo, no faltar a las corridas de toros, divertirse sin cesar,… casarse muy joven y tener hijos a pasto, gastar más de lo que ganan y endrogarse con los usureros para hacer posadas y fiestas onomásticas” .

La corrida de toros, representada por un grabado de Goya, dividían la opinión del público entre los grandes aficionados y quienes las querían prohibir

El Circo Orrín convocaba a todas las clases sociales a divertirse

Las pelea de gallos eran un espectáculo obligado en las ferias. Hasta la fecha se llevan a cabo en muchas partes de México

Entretenimiento durante el Porfiriato

Como ha ocurrido en la historia de la humanidad, la sociedad mexicana durante el Porfiriato tuvo diversas formas de diversión y esparcimiento. México entró en una etapa de estabilidad, de la que careció desde 1821, lo que, junto con el avance de la industria del entretenimiento y de los deportes en diversas partes del mundo, lo llevó a encontrar diversas formas de divertirse. Desde la existencia de circos, espectáculos con animales, audiciones musicales, fiestas, kermeses, corridas de toros y teatros y cines; todo esto estaba contemplado dentro de las actividades regulares del entretenimiento social. Surgieron casas de juego, clubes como el Jockey Club y otros establecimientos que le dieron tono a la interacción entre las personas.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Paternalismo industrial

Paternalismo industrial es la denominación historiográfica de la política social de algunas grandes empresas a partir de la época de la Revolución industrial. Esta política se basaba, por parte de los empresarios, en la construcción de viviendas para sus empleados, la financiación de economatos, escuelas primarias o técnicas, instalaciones sanitarias y culturales, actividades festivas, etc.

En España fue destacable el caso de Asturias en la época de expansión de la industria hullera y siderúrgica, con ejemplos como la construcción del pueblo minero de Bustiello por parte de la Sociedad Hullera Española o la política de grandes empresas como Duro Felguera.

Durante el franquismo se desarrollaron extensamente programas de política social paternalista de inspiración múltiple (corporativistafascistanacionalcatólicadoctrina social de la iglesia) a través de las distintas instituciones del Movimiento Nacional, de las empresas nacionalizadas (HunosaEnsidesaRenfeIberiaTelefónica) o de los grandes grupos oligopolísticos. Sería más correctamente llamado paternalismo estatal, al depender de la acción de un gobierno y no de una empresa privada, aunque en muchos casos fueron políticas llevadas a cabo en combinación de ambas instituciones.

Economato

Un economato es un establecimiento, generalmente fundado por algún colectivo o empresa pública o privada, con el fin de vender productos a precios menores que en las tiendas habituales. Durante muchos años fue una figura clave del llamado paternalismo industrial, cuando desde el siglo XIX numerosas empresas industriales establecieron esos mercados para el sustento de los trabajadores y las familias de estos.

Hoy en día también se asocia al abastecimiento a personas con pocos recursos, llevado a cabo por organizaciones sociales u ONG.

En Asturias (España) la figura del economato sigue muy presente en las Cuencas Mineras, donde la empresa minera Hunosa cuenta con 14 economatos, para los que existe un plan de cierre en 2014.

Usos

Cobrar un sueldo en la tienda de raya, se decía "rayar"; a principios del siglo XXI, en México los obreros aún suelen emplear el término como sinónimo del cobro de salario, aun cuando no sean analfabetos.

También es común todavía que los trabajadores reciban parte de su sueldo en vales que deben ser canjeados por productos en almacenes con los que el patrón ha pactado previamente sin consultar a los trabajadores, aunque estos suelen ser establecimientos competitivos usados por la mayoría de los consumidores del país.

Tienda de raya

Tienda de raya en Cananea construida en 1901.

Tienda de raya custodiada por soldados estadounidenses durante la Huelga de Cananea en 1906.

La tienda de raya era un establecimiento de crédito para el abasto básico, ubicada junto a las fábricas o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras. En México se conocieron como tiendas de raya, pues la gran mayoría de los trabajadores eran analfabetos y en el libro de registro de pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma. Las tiendas de raya en México, que no se diferenciaban de las de sus similares en otros países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, tuvieron auge a finales del siglo XIX y principios del XX durante el gobierno de Porfirio Díaz, quien dio amplias concesiones a empresarios y hacendados, nacionales y extranjeros, para explotar los recursos naturales.

Ficha de hacienda equivalente a 1 mecate de "chapeo" (corte de maleza) expedida en la Hacienda Dziuché a finales del siglo XIX.

En México, al igual que en otras partes del mundo, las tiendas de raya eran propiedad de los patrones y ahí expendían comestibles, aguardiente, ropa y calzado de mediana calidad. El pago a los trabajadores se hacía mediante vales (o "monedas" acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda de raya del patrón, quien recuperaba todo el dinero erogado en pagar los sueldos ya que por lo general revendía los productos a un precio más alto. Cuando al trabajador, que recibía salarios muy bajos por exhaustivas jornadas, no le alcanzaba para pagar los productos que permitieran su subsistencia y la de su familia, se veía obligado a comprar a crédito con un alto interés y así adquiría una deuda que, si en vida no la pagaba, era heredada a su descendencia o a otros familiares, dando lugar a la servidumbre por deudas.

El trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda y si llegaba a escapar era perseguido por la policía para llevarlo de regreso.

También era común que los patrones embriagaran a los trabajadores hasta que gastaban todo su dinero, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito.

Otro abuso frecuente de los patrones era causado por el analfabetismo de los trabajadores, que eran engañados al momento del pago de salarios y el cobro de deudas.

Desde las primeras insurrecciones obreras y campesinas de la revolución promovida por el Partido Liberal Mexicano, el saqueo y la destrucción de la tienda de raya era obligatorio. Cuando el levantamiento armado se generaliza en la Revolución mexicana de 1910 el odio acumulado tras años de explotación se dirigía, principalmente, a las tiendas de raya y sus administradores.

Tecnología en el Porfiriato

Porfirio Díaz

En el Porfiriato los principales avances en materia de tecnología fueron:

La extensión del sistema ferroviario, el mayor medio de transporte en México. Las rutas de ferrocarril recorrían el país, de la capital hacia la frontera Norte y de hacia Veracruz. En su mayoría fueron tendidos por extranjeros, en concesiones por determinado tiempo. Al principio, se concesi̪onaron para ir cubriendo la deuda externa, pues el gobierno hizo un arreglo con ellos para que una parte de sus ganancias se considerara abono de la misma. Lo planeado era que una vez que se cumpliera el plazo, las instalaciones y el servicio pasaran a manos del gobierno. Para ello, el secretario de Hacienda, José Ives Limantour, creó Ferrocarriles Nacionales de México. Asimismo, con capitales locales, se hizo una red independiente en la península de Yucatán, en la parte de las [Industria henequenera en Yucatán|haciendas henequeneras].vLa electricidad, gracias a la cual un creciente número de empresas pudo montar fábricas e industrias cuyo funcionamiento se mejoró debido a este avance o hubiera sido impensable su existencia, como sucedió con todas las empresas del Valle de Orizaba.La industria petrolera, que se volvió importante hacia finales de la época, y que estuvo en manos de compañías extranjeras.

La Rebelión

Una vez descubierta la Revolución planeada por el Partido Liberal, tropas del ejército comenzaron a desarticular a los grupos liberales en México, sin embargo en Veracruz la rebelión ya era incontenible. Hilario C. Salas consiguió organizar un grupo de 1000 hombres que se dividió en tres para atacar Acayucan, Minatitlán y Puerto México. El 30 de septiembre el grupo de Salas, formado por 300 rebeldes aproximadamente, se levantó en armas para tomar con éxito el palacio municipal y con la esperanza de que los grupos de Minatitlán y Puerto México se levantaran igualmente, sin embargo estos grupos fueron emboscados y detenidos por tropas del gobierno.

En Acayucan los rebeldes mal armados combatieron por cuatro días contra el ejército, hasta que se les terminaron las municiones y finalmente fueron derrotados. La mayoría resultaron muertos o heridos, algunos lograron huir a la sierra de Soteapan donde los indígenas los auxiliaron (y continuaron en guerra de guerrillas hasta 1911), otros fueron detenidos y trasladados a la prisión política de San Juan de Ulúa, los indígenas capturados fueron conducidos a Valle Nacional, una importante zona tabacalera en las montañas del noroeste de Oaxaca donde los indígenas eran tratados como esclavos por los hacendados, situación que más tarde constataría John Kenneth Turner en su libro México Bárbaro.

La Rebelión de Acayucan estuvo influenciada por el Programa del Partido Liberal Mexicano, no sólo tiene como objetivo derrocar el régimen dictatorial de Porfirio Díaz sino satisfacer otras demandas como la jornada de ocho horas, la prohibición del trabajo infantil, salario mínimo, indemnización por accidente laboral, educación laica obligatoria y gratuita.

Antecedentes

En 1906 en México se vivía un régimen dictatorial encabezado por Porfirio Díaz que toleró los latifundios, limitó los derechos políticos, reprimió a la oposición y a los movimientos de huelga.

En 1905, debido a la persecución policiaca y militar del gobierno de Díaz, políticos liberales comenzaron las tareas de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en los Estados Unidos, al mismo tiempo que se organizaba la lucha política pública se preparaba en la clandestinidad un levantamiento armado para derrocar a Díaz. Los delegados de la Junta Organizadora en Veracruz y TabascoHilario C. Salas y Cándido Donato Padua, recorrieron la región y se relacionaron con sociedades de obreros y comunidades indígenas.

El 1 de junio de 1906 estalló la Huelga de Cananea promovida por otros integrantes del Partido Liberal y fue reprimida violentamente, el 1 de julio de 1906 se publicó el Programa del Partido Liberal Mexicano, para el 16 de septiembre (aniversario de la Independencia de México) se había programado una incursión armada de los liberales que permanecían exiliados en los Estados Unidos entre los que encontraban Enrique y Ricardo Flores Magón. El plan era atacar Ciudad JuárezChihuahua y las aduanas fronterizas de Agua Prieta y Nogales en Sonora, la revuelta de Ciudad Juárez sería la señal para el inicio de la Revolución, simultáneamente estallarían rebeliones armadas que células del Partido liberal tenían preparadas en distintas zonas del país. Sin embargo el 4 de septiembre, debido a la delación de Ramón Talamantes (un espía del gobierno de Díaz), la policía de DouglasArizona detuvo a los miembros del Club Liberal "Libertad" que estaba encargado de atacar Nogales y Agua Prieta, llevar armas a Cananea y unirse a los rebeldes Yaquis. La policía decomisó documentos y descifró las claves, la Revolución del 16 de septiembre fue descubierta y pospuesta.

Rebelión de Acayucan

La Rebelión de Acayucan fue un levantamiento armado de la población en contra de la dictadura de Porfirio Díaz que tuvo lugar en el municipio de AcayucanVeracruzMéxico el 30 de septiembre de 1906; se le considera un acontecimiento precursor de la Revolución mexicana de 1910.

La Iglesia

El clero recobró gran parte del poder perdido con las Leyes de Reforma y la Guerra de los Tres Años. Bajo el régimen de Porfirio Díaz pudo seguir obteniendo diezmos con toda regularidad, afectando así a los sectores desposeídos tanto en el campo como en las ciudades. En el campo también afectaba a los pequeños propietarios, ya que el clero concentraba altas cantidades de semillas, producto del diezmo de los indios y de los pequeños propietarios, ya concentrada la producción la vendía a precios más bajos. logrando obtener jugosas ganancias dado que no le costaba nada esa producción, así, los compradores preferían los precios del clero y no el de los productores.

Consecuencias sociales

Si bien durante el porfiriato se lograron avances en la pacificación del país, el coste social de este progreso fue enorme; la desigualdad aumentó a niveles pocas veces vistos, se crearon zonas de explotación sistemática de indígenas a los cuales casi se les trataba como esclavos, como Valle Nacional y buena parte de Yucatán. Además una represión a la prensa libre, que era silenciada ya fuese por medio de sobornos o bien por torturas y desapariciones.

Las represiones que Díaz ejercía sobre las personas que exigían una mejor calidad de vida fueron justificadas con una doctrina filosófica: el Positivismo, la cual proponía "Orden y progreso". Así, el "Orden" lo mantenía con represiones a los manifestantes, y con ese factor, tener el "progreso", que era el crecimiento económico que en esa época se logró.

La política exterior

A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres – por la cual se originó la guerra de intervención- y con la que México había roto relaciones diplomáticas-, Gran Bretaña fue la última en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.

Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Porfirio Díaz contó con la colaboración de expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910, su experiencia como ministro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.

En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.

La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno mexicano otorgó a inversionistas extranjeros en forma de tasas de ganancias garantizadas, exenciones de impuestos y reformas fiscales benéficas para los inversionistas.

Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.

Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.

No obstante, la importancia de los capitales norteamericanos para el proyecto modernizador del gobierno mexicano –Estados Unidos siempre fue el primer inversionista y socio comercial de México–, Díaz nunca dejó de mostrarse receloso de su participación en las áreas estratégicas de la economía nacional. La política expansionista sostenida años atrás por Estados Unidos –y de la cual México había sido víctima– seguía presente en la memoria colectiva de la nación, y su nueva variante, la invasión pacífica –que suponía un expansionismo de orden económico–, no podía ser halagüeña.

Por ello desde los albores de su régimen, Díaz fomento la participación de capitales europeos para contrarrestar la influencia que pudieran tener los norteamericanos en los asuntos internos de México. Un factor que favoreció en gran medida las inversiones británicas fue la participación que los miembros del gobierno mexicano tuvieron en las empresas extranjeras –mineras, petroleras, ferrocarrileras, y de servicios principalmente–. La relación de altos funcionarios porfiristas con inversionistas ingleses –particularmente con Weetman Dikinson Pearson, presidente de S. Pearson & Son– fue muy estrecha, y en la mayor parte de los casos las concesiones –supuestamente sometidas a concurso– se otorgaba favoreciendo los intereses británicos.

El marcado favoritismo del gobierno de Díaz hacia el capital británico no fue suficiente para detener la expansión económica norteamericana en México. La inmejorable posición geográfica de Estados Unidos y las presiones que por momentos ejercía el gobierno norteamericano sobre la administración porfirista fueron las condiciones que obligaron a Gran Bretaña a asumir el papel de segundo socio comercial de México. A pesar de la abierta simpatía que Díaz siempre mostró por el capital europeo, la relación con Estados Unidos era estrecha.

Pero los capitales extranjeros no lo eran todo. Para impulsar el desarrollo económico y el progreso material, la política exterior del Porfiriato fue la piedra angular. Durante los 34 años de dictadura el gobierno mexicano se comportó con independencia y valentía frente a las presiones que por momentos ejercía Washington sobre la administración de Díaz. El cumplimiento de los compromisos de la deuda definió desde 1878, la estabilidad y cordialidad de la relación bilateral.

El gobierno mexicano desarrolló una intensa actividad diplomática basada, desde luego en la estrecha cooperación con Estados Unidos. Con Washington se firmaron varios acuerdos. Se creó la comisión mixta de reclamaciones para cuidar los intereses de ambos países, se constituyó también la comisión internacional de límites. Como equilibrio político y económico resultaba imprescindible para México, el gobierno porfirista amplió sus horizontes hasta Europa. Las relaciones comerciales con FranciaEspaña y Alemania alcanzaron un nivel sin precedentes. Inglaterra, por su parte, se convirtió en el contrapeso ideal en áreas estratégicas como la minería, los ferrocarriles y el petróleo. Porfirio Díaz mandó de embajador al Japón a su propio hijo porque ambos pueblos veían el auge del monstruo del norte como peligroso. (Argumentando cercanía de raza al ser la cultura mexicana y japonesa descendientes de la mongoloide que una rama cruzaría por el estrecho de Bering y serían los antepasados de los aztecas, y diversas etnias amerindias). Incluso en Centroamérica, la diplomacia mexicana actuó con independencia y se opuso a los intentos de Guatemala, auspiciados por Washington, de crear una sola nación con el resto de los países centroamericanos.

La política exterior de aquellos años, conducida por Porfirio Díaz y por sus Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Luis Vallarta e Ignacio Mariscal fue radicalmente opuesta a la que se siguió en la primera mitad del siglo. Lejos de ser vaga e idealista con posiciones tajantes que no admitían negociación (como se demostró en el caso de Texas), esta diplomacia tuvo objetivos muy concretos -como lo fue el lograr el reconocimiento norteamericano- que iban a ser alcanzados con acciones pragmáticas y acomodaticias. Después de todo, si la finalidad era el desarrollo económico y esto requería de estabilidad y orden, ¿no era mejor acaso tener a los norteamericanos como socios y no como enemigos? De hecho, el gobierno de Díaz mataba así dos pájaros de un tiro, ya que era obvio que no solo necesitaba evitar el conflicto, sino que también requería del capital y de la tecnología del vecino del norte para el ansiado desarrollo económico. Ambas cosas las consiguió al mismo tiempo.

Además fue una política exterior mucho más sofisticada que la de antaño.

Se reconocía que Estados Unidos no era una sola entidad monolítica, sino que estaba compuesto de diversos grupos con distintos intereses, así que de lo que se trataba era de atraer a los intereses adecuados para neutralizar a los otros.

A pesar de todo la relación con Estados Unidos marchó como en ningún otro momento del siglo XIX: en un ambiente de amistad, paz y apoyo. Con las fronteras abiertas a las inversiones extranjeras y la estabilidad política garantizada por don Porfirio, el gobierno estadounidense respiró tranquilo en Washington durante más de tres decenios. Tan estable se presentaba la administración de Díaz, que los políticos de Estados Unidos se convirtieron en accionistas de las principales compañías petroleras y ferrocarrileras. Es de Díaz, la frase "Tan Lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos".

Francisco Bulnes escribió: “Existía una convicción universal de que mientras el general Díaz disfrutase del apoyo ultraamistoso que le había concedido Estados Unidos, nada debía temer a las revoluciones. La diplomacia mexicana debió dedicarse a mantener intactas tan valiosas simpatías, básicas para nuestra orden social”. Durante los gobiernos de Porfirio Díaz se registraron dos hechos importantes para la administración pública. El primero, al expedirse el 11 de febrero de 1883 el quinto Reglamento Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el segundo, al decretarse la existencia de siete secretarías para el despacho de los asuntos de orden administrativo del gobierno federal, el 13 de mayo de 1891, estableciéndose la Secretaría de Relaciones Exteriores.

De esta manera, también se integró un Reglamento para el cuerpo diplomático, el cual fue la Ley reglamentaria del cuerpo diplomático mexicano de 1888. Es de destacar que don Porfirio Díaz mantuvo una posición firme en asuntos de la política exterior, ya que también desarrolló una postura de acercamiento industrial, comercial, cultural y financiero hacia los países europeos.

Política porfirista

La política porfirista se caracteriza por dos grandes etapas:

La primera etapa del  porfiriato empieza en 1877 y termina en el inicio de tercer periodo presidencial de Porfirio Díaz (1888) o cuando se eliminó toda restricción legal a la reelección indefinida (1890). Se trata de una fase de construcción, pacificación, unificación, conciliación y negociación, pero también de represión.

La segunda etapa comienza entre 1888 y 1890 y termina hacia 1908, y se caracteriza por un acentuado centralismo y por un gobierno cada vez más paternalista y autoritario.