viernes, 17 de septiembre de 2010

Hernán Cortés

Hernán Cortés llegó a la isla de La Española en 1504 y a la de Cuba en 1511 donde participó en las tareas de conquista y colonización. Ambicioso por naturaleza, convenció al gobernador de Cuba, Diego Velázquez, para que le permitiera  encabezar una tercera expedición a tierras mexicanas, para lo cual consiguió el apoyo de diversas personas que vendieron sus pertenencias, se hicieron de armas y se lanzaron a la aventura de la Conquista con Cortés. Entre sus acompañantes destacaban los capitanes Pedro de Alvarado, Cristóbal de Olid, Francisco de Montejo, Diego de Ordaz y Antón de Alaminos. Ante el creciente prestigio que Hernán Cortés fue adquiriendo entre los aventureros que lo seguirían en su empresa, el gobernador de Cuba, Diego Velazquez, trató de impedir su partida e incluso aprehenderlo, pero Cortés logró escaparse y partió de Santiago de Cuba el 18 de febrero de 1519.  Acompañado  de 100 marineros, más de 500 soldados, algunos indígenas y negros así como caballos, perros y una buena cantidad de armas de fuego, dio inicio a la empresa conquistadora. En el trayecto que siguió Cortés por las costas de México tuvo la suerte de que se le uniera Jerónimo de Aguilar, un náufrago que conocía bien la lengua nativa de Yucatán; asimismo, recibió como presente por parte de los indígenas a 20 doncellas entre las que se encontraba la Malinche, la cual conocía el maya y el nahuatl.  Tanto Aguilar como la Malinche facilitaron la comunicación de los españoles con los nativos.  Estos llenaron de presentes a los intrusos como una forma de reconocimiento ante  la  impresión que se llevaron por la presencia de  hombres blancos y barbados, de caballos y de  armas de fuego. En un afán por darle legalidad a la tarea de conquista que se había propuesto, Hernán Cortés se apresuró a fundar el municipio de la Villa Rica de la Vera Cruz cuyas autoridades le nombraron Capitán.  Cortés envió algunos de los presentes recibidos por los indígenas al Rey Carlos V a la par que le solicitaba se le concediera permiso para emprender la conquista de las tierras descubiertas. No tardó Cortés en percatarse de la intensa rivalidad que existía entre los pueblos aborígenes y decidió aprovecharla en su beneficio.  La actitud de Moctezuma hacia los españoles fue incierta, ya que si bien les pedía se alejaran de sus dominios, les ofrecía regalos que despertaban la ambición de los conquistadores incitándolos a continuar la Conquista.  Cortés llegó a Cempoala e impulsó a este reino a desafiar al Imperio mexica negando el pago del tributo correspondiente.  Finalmente, la rivalidad entre los distintos reinos, la ira contenida por el sometimiento al que estuvieron expuestos durante años y la falta de un sentimiento común de defensa facilitaron en gran medida la Conquista de las tierras americanas. Con el propósito de llegar hasta la ciudad de México-Tenochtitlán, Cortés se adentró en tierras mexicanas acompañado de 400 expañoles y algunos indígenas.  Su primer contacto fue con los tlaxcaltecas quienes en un principio trataron de defenderse acaudillados por Xicoténcatl, pero tras algunas batallas, los jefes tlaxcaltecas decidieron aliarse con los invasores. Entonces, Cortés, acompañado por miles de tlaxcaltecas, emprendió el camino hacia la gran urbe. En su ruta hacia México Tenochtitlán, Cortés fue persuadido por los representantes de Moctezuma de tomar el camino que pasaba por Cholula. Los tlaxcaltecas alertaron al conquistador sobre una posible emboscada, la cual ocasionó que Cortés realizara una cruel matanza, poniéndolos sobreaviso de las verdaderas intenciones de los españoles.

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