jueves, 16 de septiembre de 2010

Los Mayas

Otra civilización impactante y esplendorosa que brilló en Mesoamérica durante el horizonte clásico fue la cultura maya. Aunque hay vestigios de asentamientos en la península de Yucatán desde épocas muy tempranas, en el preclásico se consolida un verdadero estilo maya en arte y arquitectura. En el Petén surgió la cerámica Chicanel y se empiezan a construir tumbas con techos abovedados en Tikal y Holmul, cuyos elementos evidencian la importancia de la actividad ceremonial y el estatus. Hacia el final de este horizonte se generaliza en la zona maya la  arquitectura abovedada, las inscripciones ceremoniales y la cerámica polícroma. La cultura maya se desarrolló en el territorio que hoy comprende los países de Honduras, Belice y el norte de Guatemala, así como los estados mexicanos de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. A diferencia de las ciudades teotihuacanas, los edificios construidos por los mayas, no tenían por objeto principal albergar a la población, sino ejercitar la observación astronómica. En ellos sólo vivían los sacerdotes, gobernantes y guerreros. Los principales desarrollos mayas del horizonte clásico son Tikal, Cobá, Kabah, Uxmal, Palenque, Xpuhil, Yaxchilán, Copán y Bonampak. Ahí se puede apreciar el uso de la bóveda falsa, la cual fue un avance importantísimo para la arquitectura y un rasgo muy distintivo de la cultura maya. Casi como una constante dentro del área, encontramos amplios patios alrededor de los cuales construyeron templos, observatorios y juegos de pelota con una armonía sorprendente; además, los bajorrelieves y las decoraciones con estuco, dan a los centros mayas un atractivo impresionante aun en la actualidad. Existen, sin embargo, diferencias en el tipo de construcciones que caracterizan a cada lugar; por ejemplo, mientras que el rasgo distintivo de Tikal es la esbeltez de sus templos, sus empinadas escaleras y las cresterías que rematan sus techos, en Palenque encontramos el arte escultórico más realista y refinado de la cultura maya. Si bien la cultura maya tiene características generales más o menos homogéneas, cada uno de los estados tuvo un desarrollo independiente con un gobierno propio ubicado en la ciudad principal. A diferencia de lo que sucedió en otras partes de Mesoamérica, los estados mayas del clásico parecen haber tenido relaciones menos cordiales entre sí. Las estelas, los murales de Bonampak, las inscripciones (por ejemplo en Yaxchilán, Piedras Negras y otros sitios) dan cuenta de dinastías de señores guerreros que se arrojaban sobre los señoríos vecinos para incorporarlos a su dominio, o que procuraban evitar sufrir la misma suerte mediante alianzas matrimoniales. Los mayas tenían un dios supremo, a quien no representaban y al que llamaban Hunab-Ku. Además rendían culto a otras deidades, semejantes a las de toda el área mesoamericana, propias de los pueblos agrícolas. Las principales eran el dios de la tierra, el del sol (Kinich Ahau), el de la lluvia (Chaac), el del maíz (Yum Kax), el del cielo (Tzamná), el de la muerte (Ah Puch) y el del viento (Kukulkán). Como todo pueblo religioso, los mayas practicaban una serie de ritos (individuales o colectivos) que formaban parte de la cotidianidad de la población, y que se practicaban en los lugares contiguos a los templos. Lo mismo que en otras áreas de Mesoamérica, los mayas practicaron los sacrificios y autosacrificios, y veneraban a sus dioses mediante oraciones y ofrendas. En cada uno de los estados mayas, había un gobernante u “hombre-dios”, que era conocido como halach-uinic y que habitaba en la ciudad más importante del estado. El halach-uinic legaba el poder a sus descendientes y se piensa que en sus orígenes debió haber sido un sacerdote. Para auxiliar a este gobernante en cada una de las ciudades existía un batab, que se encargaba de mantener el orden y de seguir las instrucciones dadas por el hombre-dios supremo de todo el estado. Abajo de estos dos jerarcas había toda una burocracia, con una jerarquía privilegiada, que manejaba los diferentes rubros de la administración. Además de sus avanzados conocimientos astronómicos, que los llevaron a conocer el ciclo lunar y solar, los mayas perfeccionaron los conocimientos olmecas de las matemáticas y el calendario, y gracias a esto tuvieron un conocimiento muy preciso sobre las estaciones, los eclipses y los días del año. Su sistema de cálculo largo, en el que se procedía multiplicando por 20, los acercó al concepto de infinito. Todos sus conocimientos los aplicaron en su vida diaria mejorando con esto las cosechas y aprovechando al máximo los recursos naturales. Se cree que los mayas crearon redes de canales que les permitían optimizar el uso de sus recursos hidráulicos mejorando en consecuencia los cultivos (maíz, frijol, calabaza, chile, tomate, cacao, chayote, tubérculos, henequén y tabaco). El uso del henequén les permitió hacer diversas prendas como sacos, bolsas, canastos e incluso suelas de sandalias. Los troncos de los árboles los aprovechaban para construir casas, herramientas y papel. Se ignoran las causas por lo que se derrumbó del imperio maya, al igual que sucedió en Teotihuacán. Existen diversas hipótesis que pretenden explicar la razón por la que las ciudades fueron abandonadas hacia el siglo IX, dirigiéndose sus pobladores tal vez a las tierras altas de Chiapas y Guatemala o a las bajas de Yucatán. Una crisis política, un descenso brusco en la producción de alimentos o quizás invasiones bélicas de extranjeros pudieron incidir en la desaparición del imperio maya.

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