Tras la Guerra Cristera, El modus vivendi

La Guerra Cristal dejó una profunda huella en la vida pública de México. En cierto sentido, expresó claramente la voluntad de los grupos no profesionales en la iglesia para confrontar a los líderes de la iglesia. Las autoridades civiles deben reconocer la viabilidad práctica de la relación entre el estado y la iglesia tal como se define en la constitución original de 1917. Los líderes oficiales de la Iglesia Católica Mexicana, especialmente sus obispos, se vieron obligados a desarrollar estrategias autónomas para organizar y financiar sus actividades. Comparado con la experiencia católica en otras regiones de América Latina, este modelo no tiene un desempeño similar en América Latina, haciendo del catolicismo mexicano un caso atípico. Otra consecuencia importante de la Guerra de Cresta contra el futuro de México es que contribuyó a la formación de movimientos sociales y partidos políticos con diferentes orientaciones ideológicas. Lo más importante, en la década de 1930, un movimiento social católico y campesino, el republicanismo, que cultivó por primera vez la Unión Nacional Republicana, y había sido en las décadas de 1970 y 1980 en el siglo XX. Alianza. Sin embargo, en la década de 1990, este aspecto se agotó y finalmente se fusionó con el Partido de Acción Nacional de manera informal.