Los españoles penetraron en las regiones con sus ganados e hicieron nuevos caminos, desviaron el curso de los ríos y explotaron los bosques. Su economía y las relaciones de producción consecuentes de ella modificaron la forma de propiedad territorial y de organización socioeconómica originales. De acuerdo a los grados de desarrollo económico, para los españoles el concepto de dominio agrario era distinto del de los indígenas: tendía al individualismo y al acaparamiento por su afán de riqueza y poder; en cambio, para los indígenas de regiones densamente pobladas, la tierra era la base esencial de su existencia y trataron de preservar el régimen de propiedad comunal.
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