Aunque los primeros asentamientos humanos en el valle de Teotihuacán se ubican alrededor del 400 a.C., no es sino hasta los primeros años de nuestra era, cuando se convierte en un centro ceremonial con una población aproximada de 20,000 personas. Para el año 400 d.C. Teotihuacán se extendía sobre una superficie de 22 kilómetros dominando de hecho todo el valle de México y Puebla, manteniendo contactos comerciales con olmecas en Veracruz, zapotecas en Oaxaca y mayas de la península de Yucatán. Entre los años 400 y 650 Teotihuacán se convirtió en un gran centro religioso y comercial de Mesoamérica. Se cree que la población teotihuacana alcanzaba los 200,000 habitantes y que era una ciudad bien urbanizada, con construcciones firmes. Dada su importancia política, religiosa, cultural y comercial Teotihuacán era visitada por vecinos, convirtiéndose en una zona de intercambio. Ubicados en una zona privilegiada en cuanto a recursos naturales, los teotihuacanos fundaron su ciudad al norte del lago de Texcoco, lo cual les brindó la oportunidad de tener una gran variedad de alimentos, sal y hasta arcilla para su cerámica. Los residuos volcánicos que se encuentran a su alrededor los dotaron de grandes depósitos de obsidiana, la cual utilizaron para la fabricación de diversas herramientas. La gran ciudad de Teotihuacán evidencia un alto grado de planificación no sólo para el centro ceremonial en sí, sino para toda el área urbana que le rodeaba. La Calzada de los Muertos, que recorre la ciudad de norte a sur, remata en la pirámide de la Luna que, junto con la del Sol y el resto del conjunto, constituye una de las obras más imponentes de la arquitectura prehispánica. El esplendor alcanzado por los teotihuacanos durante el horizonte clásico, llegó a su fin, intempestivamente, entre los años 650 y 700. Se desconocen las causas que llevaron a sucumbir a tan importante imperio, aunque se manejan diversas hipótesis para explicar dicho derrumbe; entre ellas una gran escasez de alimentos y un cambio drástico en el medio ambiente por la excesiva tala de árboles que provocó esta disminución de alimentos; también se contempla el que las poblaciones tributarias hayan dejado de proveer al imperio. Quizá hayan sido los nómadas del norte los que provocaron su derrumbe incendiando provocando la huida de los señores y de buena parte de la población. Los toltecas heredarían a la postre algunos rasgos culturales de los teotihuacanos.
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