lunes, 27 de febrero de 2017

La Revolución de Tuxtepec

A fines de 1875, Sebastián Lerdo de Tejada hizo público su interés por presentarse a las elecciones de 1876. Aunque si bien la prensa sólo lo tomó como una declaración informal, Lerdo anunció su candidatura la noche del 23 de diciembre y este hecho suscitó reacciones diferentes en la clase política nacional. Porfirio Díaz, quien para entonces también se lanzó a la candidatura presidencial, comenzó una serie de manifestaciones públicas contra Lerdo, pero rápidamente fueron sofocadas por órdenes del mismo presidente Lerdo. Las acciones de represión hacia los partidarios porfiristas llevadas a cabo por la policía secreta, causaron aún más descontento hacia el lerdismo. El 10 de enero de 1876, con el apoyo de varios militares de diversos lugares del país y con el respaldo de la Iglesia Católica, que se había visto afectada por las medidas de Lerdo, Porfirio Díaz lanzó en la población de Tuxtepec, el Plan de Tuxtepec. Así dio comienzo la Revolución de Tuxtepec, la última guerra del siglo XIX en México.

Que la República Mexicana está regida por un gobierno que ha hecho del abuso un sistema político, despreciando y violando la moral y las leyes, viciando á la sociedad, despreciando á las instituciones, y haciendo imposible el remedio de tantos males por la vía pacífica; que el sufragio público se ha convertido en una farsa, pues el presidente y sus amigos por todos los medios reprobados hacen llegar á los puestos públicos á los que llaman sus "Candidatos Oficiales", rechazando á todo ciudadano independiente; que de este modo y gobernando hasta sin ministros se hace la burla más cruel á la democracia que se funda en la independencia de los poderes; que la soberanía de los Estados es vulnerada repetidas veces; que el Presidente y sus favoritos destituyen á su arbitrio á los Gobernadores, entregando los Estados á sus amigos, como sucedió en Coahuila, Oaxaca, Yucatán y Nuevo León, habiéndose intentado hacer lo mismo con Jalisco; que á este Estado se le segregó para debilitarlo, el importante cantón de Tepic, el cual se ha gobernando militarmente hasta la fecha, con agravio del pacto federal y del derecho de Gentes; que sin consideración á los fueros de la humanidad se retiró á los Estados fronterizos la mezquina subvención que les servía para defensa de los indios bárbaros; que el tesoro público se dilapida en gastos de placer, sin que el Gobierno haya llegado á presentar al Congreso de la Unión la cuenta de los fondos que maneja.


José María Iglesias, líder de los Decembristas, que pretendía quedarse como Presidente una vez finalizado el mandato de Lerdo.

Mariano Escobedo, militar lerdista que fue uno de los principales combatientes de Díaz en la Revolución de Tuxtepec. En 1878 inició un levantamiento contra el presidente Díaz, fue derrotado y estuvo a punto de ser fusilado, pero la intervención de Manuel González, su antiguo compañero de batallas lo salvó. Finalmente se incorporó al sistema político porfirista y ocupó varios cargos en el gobierno. Murió en 1902.

Las derrotas que Díaz y sus partidarios comenzaron a sufrir no se hicieron esperar, puesto que la mayor parte del ejército permanecía fiel a Lerdo. Mariano Escobedo, derrotó el 10 de marzo de 1876 a Díaz en IcamoleNuevo León. Se dice que Porfirio Díaz lloró, al verse derrotado y abatido. Por esta razón se le conoció, durante el resto de la Guerra, como "El Llorón de Icamole". Tras la derrota de Icamole, los lerdistas estaban seguros de su victoria sobre los revolucionarios de Tuxtepec y disminuyeron la actividad militar en el país. Sin embargo, Donato Guerra, Justo Benítez y Manuel González siguieron una guerra de guerrillas al interior de México. Díaz, mientras tanto, se embarcó a Cuba en un barco que salió de TampicoTamaulipas, haciéndose pasar por el médico español Gustavo Romero. Una vez llegado a La Habana, logró conseguir armas y varios adeptos entre los esclavos de Cuba, puesto que la isla aún se encontraba en poder de los españoles. Cuando regresó a México, tomó la zona correspondiente a Veracruz y San Luis Potosí, mientras que Manuel González y Benítez tenían capturado el Estado de Guerrero. A principios de noviembre comenzó el ataque hacia Puebla. Para entonces, Alatorre fue destituido del cargo de Ministro de Guerra y en su lugar fue nombrado Mejía. Escobedo, acompañado de varios contingentes lerdistas, entre ellos el de Alatorre, se fortificó en Tecoac, una localidad tlaxcalteca. El 16 de noviembre, Díaz y Escobedo se enfrentaron en ese paraje. En principio, la batalla iba a ser ganada por las tropas lerdistas, pero la intervención de Manuel González y sus refuerzos, lograron derrotar a las tropas federales. Se dice que al término de la batalla, cuando los lerdistas huyeron, Díaz habló con González, herido en la batalla (de ahí su apodo "El Manco de Tecoac"), y le dijo: "Compadre, gracias a usted hemos ganado, y por eso, será usted mi Ministro de Guerra".

Una vez terminada la guerra civil, Díaz llegó a la Ciudad de México el 21 de noviembre, y ese mismo día se erigió en presidente provisional de la República Mexicana. Sin embargo, José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, alegaba que al ser él sustituto constitucional de Lerdo, y haber huido éste del país, Iglesias debería convertirse en presidente el 1 de diciembre. Por lo tanto, a sus partidarios se les conoció como decembristas. Para ese momento, tres grupos se disputaban la presidencia: decembristas, lerdistas y porfiristas. Los decembristas se habían acuartelado en Guanajuato y el brazo militar del partido político era Felipe Berriozábal. Díaz dejó en la presidencia a Juan N. Méndez y el 22 de diciembre salió de la capital con una división compuesta por 5.000 soldados rumbo al Estado de Guanajuato, donde logró derrotar a las fuerzas decembristas en marzo de 1877. Gracias a la mediación de Justo Benítez, Iglesias y Díaz llegaron a un acuerdo, en el que el primero habría de reconocer a Díaz como virtual presidente, y a cambio éste le cedería la gubernatura de su estado natal, Michoacán. Tras todos los preparativos políticos llevados a cabo por Benítez y González, Porfirio Díaz se convirtió en presidente la mañana del 5 de mayo de 1877, día en que protestó su cargo ante el Congreso de la Unión, después de haberse celebrado las elecciones de 1877 de forma extraordinaria.

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