Desde las 8 de la mañana, se concentraron en la sede panistas todos los integrantes del ''primer círculo'' de Fox Quesada. Pedro Cerisola, Rodolfo Elizondo, Francisco Ortiz, Eduardo Sojo, Carlos Rojas y Martha Sahagún afinaban los detalles del seguimiento que harían de la jornada. Además, tendrían la visita del ex presidente estadunidense, James Carter.
El visitante extranjero llegó unos minutos antes de las 10 de la mañana y fue recibido por Cerisola y Elizondo, quienes lo condujeron a los salones privados donde se concentraría la cúpula foxiana. Carter estuvo en el inmueble, todavía en obra negra, por espacio de unos 40 minutos. Al salir, el estadunidense comentó que visitaría también las sedes priísta y perredista; comentó que la organización del proceso en general le había parecido ''correcta, aceptable'', y dejó como su representante ante la Alianza por el Cambio a Vikram K. Chand.
Procedente de San Cristóbal, Guanajuato -en donde, por la mañana, depositó su voto-, Fox Quesada llegó al edificio panista cerca del mediodía, acompañado por sus cuatro hijos (Ana Cristina, Paulina, Vicente y Rodrigo) y su ex esposa Lilián de la Concha.
''¡Todo en orden. A'i la llevamos!'', exclamó. Porfirio Muñoz Ledo -hombre que en alguna ocasión calificó a los periodistas que cubrieron la campaña del guanajuatense como ''la cola de Vicente''- quiso llamar la atención del candidato, y hacerse notar.
El candidato de las botas estiró la mano para abrirle paso: ''Vente Porfirio''. Y entonces el ex priísta, ex perredista, caminó a la zaga de Vicente.
Y comenzó el desfile de los intelectuales, ex izquierdistas, ex priístas, escritores, periodistas extranjeros y hasta algunos panistas que en el pasado denostaron y quisieron disputarle la candidatura a Fox.
Rozental presumía al reportero inglés-brasileño Alan Riding, el autor del libro Vecinos distantes. Castañeda y Aguilar Zinser intercambiaban con Lorenzo Meyer y Joel Ortega. El joven Federico Campbell departía con foxistas. Alfonso Durazo, ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio, conversaba ameno con el ex secretario de Educación, Fausto Alzati, de los primeros náufragos del zedillismo que se refugiaron en el foxismo.
Aquí llegó también el ex gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas, a quien Diego Fernández de Cevallos siempre vio como la alternativa para detener la embestida del guanajuatense. Más tarde, apareció el embajador de Francia, Bruno Delaye. Por la noche y al conocer los resultados, el extranjero posaba para las cámaras y gritaba: ''Doble triunfo: Francia ganó la Eurocopa y ahora esto''. Y se abrazaba con sus amigos foxistas, sin ningún recato a las normas del mundo de la diplomacia.
En esas estaban cuando llegó el mariachi que entonaría Las Mañanitas en honor a los 58 años de Fox Quesada. Siguieron con El Rey, Caminos de Guanajuato y México Lindo, pero el candidato no bajaba. El que lo hizo fue Juan Hernández, quien organizó prácticamente una serenata a plena luz del día: ''Cuando Vicente salga al balcón, ustedes se arrancan con Las Mañanitas'', instruía. Y así fue. Desde las alturas, Fox, sus hijos, Luis Felipe Bravo Mena y Carlos Medina Plascencia cantaron a coro El hijo desobediente, también en honor al hombre de las botas.
Pasaron más de 120 minutos sin movimiento, en impasse. Pero a las 17:30 horas, Muñoz Ledo se adelantó, como en los viejos tiempos del PRI: ''Ya ganamos con más de 3 millones de votos sobre Labastida (algo así como 7 por ciento)''.
Y siguió la cascada. Eduardo Sojo, el asesor económico, informaba a los reporteros, con la precisión de que todo era extraoficial: ''Nuestro sistema de cómputo indica que hay una participación de entre 72 y 75 por ciento (cifra que esperaban los panistas para ganar). La ventaja es para nosotros con cinco puntos sobre el PRI''.
Rodolfo Elizondo, el operador político, y Humberto Aguilar, el secretario de Acción Electoral panistas, se engolosinaban con sus propias encuestas y las filtraciones que les llegaban de las televisoras. ''Estamos muy optimistas, seguros de la ventaja que ya tiene Vicente''. Ya en el edificio el ambiente era de fiesta. Los Amigos de Fox se abrazaban: ''Nos costó un chingo, pero el tiempo nos dio la razón''. Sari Bermúdez, la ex conductora de Canal 11, con lágrimas en las mejillas comenzaba a corear ''¡Sí se pudo! ¡Vicente, presidente!''.
A las 18:00 horas, Alfonso Durazo y Martha Sahagún no se guardaron las cifras que ya traían de las encuestas que diversas empresas privadas realizaron y que daban más cinco puntos de ventaja a Fox Quesada sobre el priísta Francisco Labastida Ochoa.
Para los panistas, el ''momento histórico estaba sellado''. Terminaban 71 años de gobiernos del PRI.
Antes de las 20:00 horas, cuando ya las televisoras había dado la ventaja al guanajuatense, el dirigente panista Luis Felipe Bravo Mena ofreció una conferencia de prensa para proclamar triunfos en su partido en los gobiernos de Guanajuato y Morelos. Pero también afirmó que había un ''empate técnico'' en el Distrito Federal, entre su correligionario Santiago Creel y el perredista Andrés Manuel López Obrador.
El líder partidista se negó a hablar de la contienda presidencial, no sin deslizar que el ''resultado será histórico''. Sin embargo, en reiteradas ocasiones rechazó aceptar públicamente la derrota de Creel Miranda en la capital del país. Los panistas se querían llevar todo.
Casi a las 9 de la noche, hizo su aparición el candidato de la Alianza por el Cambio. Prudente, se negó a cantar victoria, pero apoyado en las encuestas de salida de las televisoras y otras empresas privadas, señaló que las tendencias lo colocaban a la cabeza de los comicios presidenciales. El político calificó de histórico el momento que vive la nación, e hizo un reconocimiento al IFE por haber contribuido y ''permitir tener una jornada electoral que realmente respondió a las expectativas de todo el pueblo de México. No hay mancha importante, notoria o qué destacar durante todo el proceso''.
De igual manera, reconoció el buen comportamiento del gobierno federal, que ha estado ''también a la altura'', así como a los otros candidatos, ''pues todos hemos participado con pasión, con ideas, con debate y, por tanto, esto ha permitido entusiasmar a toda la ciudadanía del país y a lograr una jornada no sólo limpia, sino altamente participativa''.
Entre gritos de ''Feliz cumpleaños'', ''sí se pudo'', ''qué viva Vicente el magnánimo'' de sus seguidores y colaboradores, Fox Quesada reiteró su compromiso de encabezar a partir del primero de diciembre un gobierno ''plural, incluyente, porque juntos tenemos que trabajar para que México sea esa gran nación que todos hemos soñado y porque sólo juntos sacaremos adelante este cambio y esta transición, sin turbulencias y sin intranquilidades''.
Desde sus oficinas, dio una entrevista el periodista Joaquín López Dóriga, en la que anunció que retirará la demanda penal presentada contra Labastida Ochoa, por haberlo acusado de recibir fondos del exterior para financiar la campaña.
En su gobierno, dijo, no habrá ni discriminados ni entenados. Posteriormente, hizo un reconocimiento al manejo financiero de la administración del presidente Ernesto Zedillo, para lograr una entrega del poder sin turbulencias económicas.
''Creo que como van las cosas, como se han construido en este año por el propio presidente Zedillo, que en esta materia (económica) sí se preocupó por ese blindaje económico; como están nuestras relaciones con los mercados financieros, con gobiernos de otros países, con las capitales donde están los nervios políticos del mundo, la relación es buena, ahora en este momento sabemos que todo está tranquilo.
''Aquí en México igual están las cosas. Reitero mi invitación al priísmo a incluirlo en la tarea, en la responsabilidad, ya que como hemos venido señalando durante la campaña, sólo los corruptos quedarán fuera, los deshonestos, los que violentan, los que delinquen'', agregó. Tras bambalinas, Elizondo comentaba: ''¡Por fin lo logramos!''. Feliz, Aguilar Zinser remataba: ''Fue difícil sacar al PRI del poder''. Ambos coincidían en que viene lo más difícil: la reconstrucción del país.
Para los panistas, la ley seca terminó antes de la medianoche. Vino y tequila corrieron en el nuevo edificio del PAN. Casi a la una de la mañana Fox se fue al Angel, donde miles de simpatizantes lo saludaron con coros de ''¡Arriba, abajo, el PRI se fue al carajo!''.