Siempre fueron los campesinos los más explotados. Muchos de ellos, sobre todo en el centro del país, vieron perdidos sus vínculos comunitarios, sus tierras y su independencia; pero fueron también los que siempre se defendieron y conservaron la esperanza de recuperar sus tierras, lo cual los llevó a unirse y a luchar contra los decretos del régimen. [Diego Rivera, Los explotadores] De una población que para 1900 se censó en 13 millones 500 mil habitantes, se consideró que tres cuartas partes de ella no vivía en ningún centro urbano sino en rancherías y poblados dispersos por todo el territorio nacional, motivo por el cual se encontraban muy distantes de la civilización moderna y progresista que se pregonaba. Durante el gobierno porfiriano las rebeliones indígenas, campesinas y obreras, reclamando justicia fueron constantes.
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