Cuando el país atravesaba por severas crisis financieras, el 19 de septiembre de 1985 un terremoto sacudió la capital y los estados de Michoacán, Jalisco y Guerrero. Miles de personas murieron en la ciudad de México. Una consecuencia importante de este terremoto fue la amplia e inusitada movilización civil que, ante la magnitud de la tragedia, desplegaron los habitantes de la ciudad de México, ante la impotencia de las autoridades por resolver los problemas más urgentes: rescate de personas, campañas para recolección de víveres, formación de diversas asociaciones para proceder a reconstruir lo derrumbado. Fue sin duda un detonador para las futuras posibilidades de organización de la sociedad civil.
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