Con el aval y el apoyo del ejército francés, Maximiliano aceptó llevar a cabo la riesgosa empresa que se le ofrecía, siempre y cuando se lograse reordenar al país. Para ello el 10 de abril de 1864, en el castillo de Miramar, fue proclamado oficialmente Emperador de México, y para finales de mayo de ese mismo año, Maximiliano, de 32 años, y su esposa la emperatriz Carlota, de 24, arribaron al puerto de Veracruz para emprender una aventura de la que saldrían muy mal librados.
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